Las Mejores Leyendas Clásicas de Tlaxcala
Leyendas Clásicas de Tlaxcala
Una leyenda es una historia difundida a través de la tradición oral que combina elementos ficticios con elementos reales o maravillosos y enmarcados por antecedentes geográficos e históricos Lo ubica en un tiempo y lugar similar al de los miembros de una comunidad, lo que aporta cierta, similitud al relato.
En las leyendas se presentan elementos sobrenaturales como milagros, la presencia de criaturas fantasmales o de ultratumba, etc. estos sucesos se presentan como reales, forman parte de la versión del mundo propia de la comunidad en la que se origina la leyenda

El Oro de Carranza
En la Ciudad de Tetla, Tlaxcala, hubo por mucho tiempo, rumores de que estaba escondido el “oro de Carranza”, refiriéndose a los lingotes de oro y monedas pertenecientes al tesoro de la nación. Este caudal surgió, según algunos lugareños, cuando Venustiano Carranza huía de Álvaro Obregón con todo un tesoro transportado en tren.
Un día marchaba un pastor por el campo cuando se le perdió un ternero. En su búsqueda hallo una caja llena de monedas. Contento por el descubrimiento se introdujo todas las monedas que pudo en los bolsillos pero no podía cargar con todo.
Por ello se fue al pueblo y allí le dijo a sus vecinos que había una caja llena de monedas. Todos marcharon muy entusiasmados. Cuando llegaron al lugar vieron la caja, pero nada del tesoro. En vez de monedas había ceniza. Los vecinos, que ya se habían hecho ilusiones y que andaban fuera de si, se enfadaron de forma monumental, apaleando al pobre campesino hasta que estuvo muerto.
El Nahual
En algunos pueblos prehispánicos mantenían la creencia de que todo ser humano poseía un espíritu animal. Este espíritu confería ciertas cualidades a la persona. Así, si una mujer había nacido con espíritu de águila, podría albergar una vista más desarrollada. En el caso del Estado de Tlaxcala se dice que el nahual era también un brujo con poder para convertirse en animal. De ahí nace la siguiente leyenda.
Una noche dominada por la quietud, marchaba un grupo de cazadores en busca de alguna presa en los bosques del actual municipio de Chiautempan. Los arboles parecían inertes, apenas se oía ruido alguno, salvo el temible movimiento de algo que se esconde entre los arbustos. Exhaustos de no encontrar ningún animal, los cazadores avanzaban lentamente. De repente, algo despertó su letargo.
Allá, a lo lejos avistaron la figura de un enorme perro negro que los miraba fijamente. El perro nada hacía; permaneciendo estático, como si de estampa se tratase. Uno de los hombres pensó que podría serles útil. Así que decidieron acercarse y capturar al can. Pero en cuanto estuvieron a menos de dos metros el perro comenzó a ladrar y a mostrar los dientes, y en sus ojos había una violencia inusitada.
Los cazadores espantados le dispararon en una pata, hecho que hizo al perro huir apresuradamente. Los hombres lo siguieron hasta llegar a una extraña cabaña en medio del bosque, iluminada tenuemente. Llamaron a la puerta para alertar a la gente del interior de la existencia de un perro salvaje en las cercanías, y al abrirse vieron únicamente a un campesino.
Este los invito a entrar a la cabaña. Allí, los cazadores se sorprendieron al ver muchas riquezas. Mientras los hombres le preguntaban al campesino si había visto al perro, el aldeano se curaba una herida en la pierna. Poco después abandonaron la cabaña y salieron del bosque.
Al llegar a la aldea más cercana decidieron descansar en una taberna contándole al tabernero lo acontecido aquella noche. El tabernero les explico que en realidad ese can no era otra cosa que el campesino, que había vendido su alma al diablo. El demonio le había concedido el poder de la metamorfosis para robar numerosas riquezas.
La Tlahuelpuchi
Esta leyenda tiene un origen prehispánico, en Tlaxcala, estas criaturas son llamadas tlaltepuchis que, en lengua náhuatl, significa “sahumador luminoso”
Las tlaltepuchis eran originalmente una especie de nahuales que tienen la capacidad de convertirse en animales y de cometer atrocidades. Hoy en día se las relaciona con las brujas.
Las tlahuelpuchis son mujeres comunes a la vista de todos, a quienes los dioses les han concedido un don que algunas usan de manera maliciosa. Ellas se enteran de que son portadoras de este don al llegar a la pubertad, específicamente cuando tienen su primera menstruación. Ahí cuando entran en contacto con el potencial de sus poderes. Con el tiempo y la práctica, lograrán desarrollarlos por completo, hasta finalmente dominar la técnica de convertirse en animales.
Las tlahuelpuchis son territoriales y, a diferencia de las brujas en otro lados del mundo, ellas no conviven ni trabajan en grupos, se reconocen unas a otras aún cuando presenten su forma humana y guardan su distancia respetando el territorio de cada una, pues son sumamente agresivas. Únicamente se tienden la mano cuando existe un peligro común que en solitario no pueden sortear. Las tlahuelpuchi no atacan jamás a sus familiares, excepto si el secreto de su existencia es revelado por algún pariente a otras personas.
Las tlahuelpuchis se alimentan de
sangre humana, pero por sobre todas las sangres prefieren la de los niños
pequeños, quiénes son sus víctimas favoritas y a quienes acechan en forma de
animal o, si la situación lo exige, en forma de neblina que se filtra por
puertas y ventanas.
Charro Negro
En el municipio de San Pablo del
Monte, el Charro Negro es descrito como una persona de facciones finas,
sumamente amable y que siempre porta un traje negro, botas, saco, sombrero y
montando un caballo tan negro como la misma noche, se dice que solo se acerca a
personas, en mayoría mujeres, que se encuentran deambulando por las calles en
la noche
En primer lugar el Charro Negro se
acerca de manera amable y cortés, tratando de entablar una plática, en muchas
de las ocasiones suele solo acompañar a las personas, en dado el caso de que en
uno de los caminos llegue a dar con una iglesia, el Charro Negro se despedirá
de la misma forma que se presentó y desaparecerá, si son mujeres las invita a
subirse a su caballo, si estas aceptan el caballo comenzará a correr hasta el
punto de desaparecer, llevándose consigo a
aquellas desafortunadas que acepten su propuesta.
La versión original contada por las
personas de mayor edad, dice que el Charro Negro se acerca a las personas a
altas horas de la noche, ofreciendo una gran cantidad de monedas de oro a
cambio de su alma o la de otra persona.
Excelente blog tu trabajo me ayudo a conocer más sobre las leyendas la que más me llamó la atención es la de "Tlahuelpuchi"
ResponderBorrarMuy buena información gracias por compartir las leyendas de Tlaxcala.
ResponderBorrarNo conocía lo del oro de Carranza🤑 :((
ResponderBorrarMuy buena información, no sabía nada de sobre esos mitos
ResponderBorrarNo conocía la de La Tlahuelpuchi, excelente información
ResponderBorrarMuy interesante y buena información
ResponderBorrarMuy interesante 😊
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